domingo, 22 de diciembre de 2013

Victoria, el alma del imperio. Capítulo 3: el matrimonio

El matrimonio de la reina Victoria, por George Hayter (1840-42)
El 10 de octubre de 1839 Alberto de Sajonia-Coburgo llegaba al castillo de Windsor acompañado por su hermano Ernesto. Fue entonces cuando Victoria abandonó sus reticencias y se decidió a casarse con su primo. Victoria tenía dudas y temores sobre la posible mengua de libertad de acción que le podía acarrear su matrimonio, pero dado el deterioro que sufría la relación con su madre, sabía que sólo el matrimonio podía proporcionarle la independencia que tanto deseaba.

El príncipe Alberto
(John Partridge, 1840)
Apenas unos meses después, el 10 de febrero de 1840, en la capilla real del palacio de St. James, en Londres, se celebraba, con todo el boato digno de su estatus, el enlace entre Victoria y Alberto. En estos momentos, el enfrentamiento entre Victoria y los tories se había intensificado, en parte porque éstos se oponían a algunos aspectos de la relación entre la Reina y su primo. Tal fue el enfado de Victoria que en un primer momento decidió invitar solamente a un representante tory, lord Liverpool, ignorando incluso al duque de Wellington, sumamente influyente. Luego, sin embargo, hubo de ceder ante las presiones de aquellos que le aconsejaban abandonara esta posición por las posibles consecuencias que acarrearía y el escándalo nacional que podía ocasionar.

En un primer momento, el príncipe Alberto se encontraba fuera de lugar. No estaba acostumbrado a ocupar una posición secundaria, pero ahora debía hacerlo puesto que el protagonismo correspondía a su mujer. Tampoco la baronesa Lehzen estaba dispuesta a ceder ni un ápice del poder e influencia que poseía sobre la joven Reina. Esta situación, sin embargo, pronto cambió. Alberto empezó a interesarse por la política (recibía clases de Derecho inglés), asistía puntualmente a las reuniones de la Reina con sus ministros y se le hacía partícipe de toda la información en cuestiones exteriores, incluso fue nombrado regente en caso de que muriera la Reina. Sin duda, la salida oficial de lord Melbourne, la destitución de la baronesa Lehzen y la vuelta de los tories al poder ayudaron a que la posición de Alberto se viera reforzada y a partir de entonces ocupó un lugar preeminente y ejerció una gran influencia política sobre Victoria.

La reina Victoria y el príncipe Alberto con sus hijos: Alfredo, Enrique, Alicia, Elena y Victoria.
(Franz Xaver Winterhalter, 1846)

Seguramente la llegada de los niños también ayudó. El 21 de noviembre de 1840 la Reina daba a luz a su primera hija, Victoria, y un año después nacía Eduardo, príncipe de Gales. A estos siguieron Alicia (1843), Alfredo (1844), Elena (1846), Luisa (1848), Arturo (1850), Leopoldo (1853) y Beatriz (1857). La vida familiar cambió a Victoria que cada vez más se encontraba más a gusto en Osborne, alejada de Londres y de las obligaciones de Palacio. 

Victoria y Alberto con la
 pequeña princesa en el castillo de Windsor

Por su parte, Alberto se implicó cada vez más en los asuntos de Estado, sobre todo desde la vuelta de sir Peel al gobierno en 1841, llegando incluso a convertirse en la mano derecha de su Majestad al ejercer de secretario particular y asesor confidencial. De hecho, el príncipe Alberto desempeñó un papel trascendental en la crisis de gobierno habida en 1845–46 y que supuso la dimisión de Peel y un nuevo gobierno whig con sir John Russell a la cabeza.


Tal fue la influencia del príncipe Alberto que, en un momento en que la denominada Era victoriana estaba en pleno apogeo, se le ocurrió la idea de organizar una Gran Exposición que sirviera para dar expresión física a los nuevos ideales y mostrarlos al exterior a través de la exhibición de los inventos, maquinaria, artes plásticas, producción, materias primas… que cada país pudiera aportar. Así, en 1851, en el Palacio de Cristal proyectado por Joseph Paxton y construido en Hyde Park, Victoria inauguró la Exposición Internacional entre un gran éxito de público, lo que además ayudó a acrecentar el prestigio de Alberto dentro y fuera de las fronteras británicas.


Exposición Internacional de Londres, 1851

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