El matrimonio de la reina Victoria, por George Hayter (1840-42) |
El 10 de octubre de 1839 Alberto de Sajonia-Coburgo llegaba al castillo de Windsor acompañado por su hermano
Ernesto. Fue entonces cuando Victoria abandonó sus reticencias y se decidió a
casarse con su primo. Victoria tenía dudas y temores sobre la posible mengua de
libertad de acción que le podía acarrear su matrimonio, pero dado el deterioro
que sufría la relación con su madre, sabía que sólo el matrimonio podía proporcionarle
la independencia que tanto deseaba.
El príncipe Alberto (John Partridge, 1840) |
En un primer momento, el príncipe
Alberto se encontraba fuera de lugar.
No estaba acostumbrado a ocupar una posición secundaria, pero ahora debía
hacerlo puesto que el protagonismo correspondía a su mujer. Tampoco la baronesa
Lehzen estaba dispuesta a ceder ni un ápice del poder e influencia que poseía
sobre la joven Reina. Esta situación, sin embargo, pronto cambió. Alberto empezó a
interesarse por la política (recibía clases de Derecho inglés), asistía puntualmente
a las reuniones de la Reina con sus ministros y se le hacía partícipe de toda
la información en cuestiones exteriores, incluso fue nombrado regente en caso
de que muriera la Reina. Sin duda, la salida oficial de lord Melbourne, la
destitución de la baronesa Lehzen y la vuelta de los tories al poder ayudaron a que la posición de Alberto se viera
reforzada y a partir de entonces ocupó un lugar preeminente y ejerció una gran
influencia política sobre Victoria.
La reina Victoria y el príncipe Alberto con sus hijos: Alfredo, Enrique, Alicia, Elena y Victoria. (Franz Xaver Winterhalter, 1846) |
Victoria y Alberto con la pequeña princesa en el castillo de Windsor |
Por su parte, Alberto se implicó cada vez más en los asuntos de Estado, sobre todo desde la vuelta de sir Peel al gobierno en 1841, llegando incluso a convertirse en la mano derecha de su Majestad al ejercer de secretario particular y asesor confidencial. De hecho, el príncipe Alberto desempeñó un papel trascendental en la crisis de gobierno habida en 1845–46 y que supuso la dimisión de Peel y un nuevo gobierno whig con sir John Russell a la cabeza.
Tal
fue la influencia del príncipe Alberto que, en un momento en que la denominada Era victoriana estaba en pleno apogeo,
se le ocurrió la idea de organizar una Gran Exposición que sirviera para dar
expresión física a los nuevos ideales y mostrarlos al exterior a través de la exhibición
de los inventos, maquinaria, artes plásticas, producción, materias primas… que
cada país pudiera aportar. Así, en 1851, en el Palacio de Cristal proyectado
por Joseph Paxton y construido en Hyde Park, Victoria inauguró la Exposición Internacional entre un gran éxito de público, lo que además ayudó a acrecentar
el prestigio de Alberto dentro y fuera de las fronteras británicas.
Exposición Internacional de Londres, 1851 |
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