Victoria, todavía princesa |
La pequeña "Drina", como familiarmente la llamaban, a los 4 años de edad. |
Sin embargo, su ascenso al trono no
fue una tarea fácil. Entre otras cosas, porque su padre, el duque de Kent, era
el cuarto hijo varón de Jorge III que, fallecido en 1820, fue sucedido en el trono
por primogénito, Jorge IV, regente desde 1811. En aquel momento todo hacía
indicar que sería Carlota, única hija del regente, quien se convertiría en
Reina de Inglaterra, pero su muerte, en 1817, hizo que los planes sucesorios se
vieran trastocados. Aún así, nada hacía pensar que la niña recién nacida fuera
a convertirse en reina, pues su tío Guillermo ocupaba, con la muerte de
Carlota, el primer lugar en la línea sucesoria y, aunque su mujer, Adelaida de Sajonia-Meiningen, había dado a luz
a una niña que había fallecido a los pocos minutos de nacer, se mantenían intactas
las probabilidades de que tuviera descendencia, como así ocurrió.
La duquesa de Kent con la pequeña Victoria |
En 1820 un catarro (degenerado en
pleuresía), acabó con la vida de Eduardo, que sin embargo pudo confiar la
tutela de su hija Victoria a su esposa, la cual se mantuvo en Kensington gracias a la ayuda de su hermano Leopoldo (que se había casado con la difunta
princesa Carlota). Fue precisamente aquí, en Kensington, donde la pequeña
Victoria creció alejada de los conflictos e intrigas de la Corte y mimada por
sus institutrices. A los cinco años pasó a estar al cuidado de Fraülein Louise Lehzen, quien se encargó
de dejar atrás aquellas niñerías para
proporcionar a la pequeña la educación que se esperaba de una princesa, tanto
es así, que la niña acabó mostrándose más feliz en sus estancias en Claremont,
junto a su tío Leopoldo, que bajo la constante supervisión que sufría en
Kensington.
En 1830 moría Jorge IV,
sucediéndole en el trono su hermano Guillermo, duque de Clarence, como
Guillermo IV. En este momento era ya evidente que su esposa tenía escasas
posibilidades de volver a quedarse embarazada (en 1821 había fallecido la
segunda hija del matrimonio a los tres meses de edad), por lo que Victoria fue
reconocida en el Parlamento como posible heredera al trono y su madre, la
duquesa de Kent, nombrada regente en caso de que el Rey muriera antes de que su
hija alcanzara la mayoría de edad.
Retrato de Victoria a los 9 años de edad |
Esta situación no gustaba nada al
rey, Guillermo IV, claramente enfrentado a la madre de Victoria, y por ello
pretendió, sin éxito, organizar la boda de Victoria con uno de los hijos del
príncipe de Orange para así evitar las visitas de los jóvenes de Sajonia-Coburgo
a Kensinton, visitas auspiciadas por el tío Leopoldo, que se había convertido
en rey de Bélgica.
Los enfrentamientos entre madre y
tío eran constantes y se extendieron incluso al personal de Kensington,
personalizados en las figuras de sir
John Conroy (consejero personal de la duquesa de Kent) y de la antigua
institutriz Lehzen, ascendida a baronesa y apoyada por Guillermo IV. Y mientras
Victoria de mantenía al margen.
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