lunes, 16 de diciembre de 2013

Victoria, el alma del Imperio. Capítulo 1: Camino al trono


Victoria, todavía princesa

El 28 de mayo de 1818, Eduardo Augusto, duque de Kent, contraía matrimonio con Victoria María Luisa de Sajonia-Coburgo-Saalfeld y un año después, el 24 de mayo de 1819, nacía una niña en el palacio de Kensington, la futura reina Victoria.


La pequeña "Drina", como familiarmente
 la llamaban, a los 4 años de edad.

Sin embargo, su ascenso al trono no fue una tarea fácil. Entre otras cosas, porque su padre, el duque de Kent, era el cuarto hijo varón de Jorge III que, fallecido en 1820, fue sucedido en el trono por primogénito, Jorge IV, regente desde 1811. En aquel momento todo hacía indicar que sería Carlota, única hija del regente, quien se convertiría en Reina de Inglaterra, pero su muerte, en 1817, hizo que los planes sucesorios se vieran trastocados. Aún así, nada hacía pensar que la niña recién nacida fuera a convertirse en reina, pues su tío Guillermo ocupaba, con la muerte de Carlota, el primer lugar en la línea sucesoria y, aunque su mujer, Adelaida de Sajonia-Meiningen, había dado a luz a una niña que había fallecido a los pocos minutos de nacer, se mantenían intactas las probabilidades de que tuviera descendencia, como así ocurrió.


La duquesa de Kent con la pequeña Victoria

En 1820 un catarro (degenerado en pleuresía), acabó con la vida de Eduardo, que sin embargo pudo confiar la tutela de su hija Victoria a su esposa, la cual se mantuvo en Kensington gracias a la ayuda de su hermano Leopoldo (que se había casado con la difunta princesa Carlota). Fue precisamente aquí, en Kensington, donde la pequeña Victoria creció alejada de los conflictos e intrigas de la Corte y mimada por sus institutrices. A los cinco años pasó a estar al cuidado de Fraülein Louise Lehzen, quien se encargó de dejar atrás aquellas niñerías para proporcionar a la pequeña la educación que se esperaba de una princesa, tanto es así, que la niña acabó mostrándose más feliz en sus estancias en Claremont, junto a su tío Leopoldo, que bajo la constante supervisión que sufría en Kensington.

En 1830 moría Jorge IV, sucediéndole en el trono su hermano Guillermo, duque de Clarence, como Guillermo IV. En este momento era ya evidente que su esposa tenía escasas posibilidades de volver a quedarse embarazada (en 1821 había fallecido la segunda hija del matrimonio a los tres meses de edad), por lo que Victoria fue reconocida en el Parlamento como posible heredera al trono y su madre, la duquesa de Kent, nombrada regente en caso de que el Rey muriera antes de que su hija alcanzara la mayoría de edad.

Retrato de Victoria a los 9 años de edad
Desde esta nueva posición, y con el respaldo de los whigs, ahora en el poder, Victoria tomó conciencia del papel que la Historia le tenía reservado. Su vida entonces se volvió aún más enojosa y controlada, aún así, se formó en música y baile y aprendió idiomas, aunque no se aficionó por la lectura pues tenía prohibido leer novelas, limitándose prácticamente a ojear sermones o libros de poesía. Precisamente por todo ello, las visitas que recibía se convertían para ella en un acontecimiento de lo más emocionante pues rompían con la monotonía de su día a día. Especiales eran las de sus primos, los príncipes Ernesto y Alberto de Sajonia-Coburgo, pues este último acabaría convirtiéndose en su marido en 1840.

Esta situación no gustaba nada al rey, Guillermo IV, claramente enfrentado a la madre de Victoria, y por ello pretendió, sin éxito, organizar la boda de Victoria con uno de los hijos del príncipe de Orange para así evitar las visitas de los jóvenes de Sajonia-Coburgo a Kensinton, visitas auspiciadas por el tío Leopoldo, que se había convertido en rey de Bélgica.

Los enfrentamientos entre madre y tío eran constantes y se extendieron incluso al personal de Kensington, personalizados en las figuras de sir John Conroy (consejero personal de la duquesa de Kent) y de la antigua institutriz Lehzen, ascendida a baronesa y apoyada por Guillermo IV. Y mientras Victoria de mantenía al margen.


Así las cosas, el 20 de junio de 1837 moría Guillermo IV y Victoria accedía al trono.

Acto de coronación de Victoria, 1837

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