Cartel de la película |
Ningún acontecimiento bélico ha llamado tanto la atención de
las cámaras como la II Guerra Mundial. Ya en el trascurso de la guerra,
cineastas como Leni Riefensthal, John Ford o Frank Capra, tomaron las cámaras
para plasmar la realidad del conflicto. No sería los únicos, pues las sucesivas
generaciones de directores de cine les tomaron el relevo.
El filme que nos ocupa, Un
puente lejano, fue estrenado en 1977 basándose en la novela de 1974 de
Cornelius Ryan, un famoso periodista de guerra que cubrió la Segunda Guerra
Mundial con sus crónicas y que, después de la contienda, se dedicó a escribir
sobre algunos de los episodios más famosos de ésta. Otra obra suya, también
llevada al cine, es El día más largo.
Lanzamiento de paracaidistas al inicio de la Operación |
Con lo que no contaron los Aliados fue con enfrentarse a un
enemigo bien equipado, con experiencia de combate y determinado a conseguir la
victoria. Los alemanes se habían parapetado tras la denominada “muralla del oeste”, un conjunto de fortificaciones que se apoyaban en el Rin y cuya defensa
estaba dirigida por los mariscales Model y von Rundstedt. Además, contaban con
el refuerzo de la II División Panzer acantonada en Arnhem. Todos estos datos
eran desconocidos por los Aliados, que creían firmemente que Alemania estaba
virtualmente derrotada y que únicamente podría oponer ancianos del Volkssturm y
jóvenes de las Juventudes Hitlerianas. Nada más lejos de la realidad.
La película fue dirigida por Richard Attenborough, que puso
todo su empeño para que la película fuese rodada dentro del mayor verismo
posible. El rodaje tuvo lugar en Holanda, en algunas de las localidades que
fueron protagonistas de la contienda, por lo que la fidelidad en cuanto a la ambientación
es absoluta. Por lo que respecta al equipo técnico que acompañó a Richard Attenborough,
todos ellos (directores de fotografía, de sonido, guión, montaje…) habían sido
galardonados con un Óscar antes de 1977.
El Mayor Julian Cook |
Michael Caine y Edward Fox en una escena de la película |
Todos ellos interpretan a soldados y oficiales del bando
Aliado. Generalmente, en este tipo de películas suele encontrarse una oposición
muy acentuada entre los Aliados y los alemanes. Sin embargo, en este caso, también
se observa la antítesis entre los ingleses y los americanos. Los primeros,
subordinan todas sus actuaciones a las órdenes y al cumplimiento de los
manuales de combate, mientras que los soldados estadounidenses se muestran
mucho más impulsivos, incluso irrespetuosos.
James Caan como el Sargento Eddie Dohun |
Por lo que respecta a los alemanes, es de agradecer, en pos
del verismo histórico, que no sean presentados, como sucede habitualmente, como
unos personajes crueles y sanguinarios. Más bien al contrario, el Mariscal Gerd
von Rundstedt es presentado como un hombre muy querido por la tropa, mientras
que el Mariscal Model aparece siempre como un hombre culto y de modales
exquisitos, que no duda en aceptar hacerse cargo de los heridos británicos.
Además, de dotados de estos valores humanos, Richard Attenborough nos muestra
la realidad de los mandos alemanes que participaron en la operación Market-Garden
al mostrarlos como grandes conocedores de la estrategia y de las tácticas bélicas,
siendo siempre conscientes de cuáles son sus puntos débiles y cuáles sus
fortalezas.
Las mejores escenas de la película llegan al final,
destacando tres de ellas de manera muy especial. La primera es la que tiene
lugar cuando los cinco generales Aliados derrotados, contemplan desde lo alto
de un campanario cómo el Rin, que se encuentra a un kilómetro, se ha convertido
para ellos en una barrera infranqueable, por lo que deben abandonar a su suerte
a los soldados que están siendo cercados por los alemanes. Otra de las escenas, con gran complejidad técnica, es la huida de Roy Urquhart (Sean Connery) y su
brigada cruzando el río mientras cae un intenso aguacero. Aquí se demuestra la
gran pericia del director de fotografía, pues es capaz de recrear la fuerte
lluvia sin que ello obstaculice la visión del espectador, algo que suele
ocurrir muy frecuentemente en estas secuencias. Pero la escena con mayor carga
emotiva llega sin duda cuando los soldados heridos, que han sido dejados atrás
por no poder cruzar el río, esperan la llegada de los alemanes.
La música cobra una fuerza muy especial en esta película. El
compositor encargado de dirigir la banda sonora fue John Addison, que
curiosamente había combatido en la II Guerra Mundial y había participado en la Operación
Market-Garden. Al principio de la película, la banda sonora, con tintes épicos,
contribuye a crear la sensación de que los aliados van a ser (como suele
suceder en este tipo de filmes) protagonistas de grandes hazañas. Sin embargo, Un puente lejano no es una película al
uso, pues narra una de las mayores derrotas de los aliados en la guerra, por lo
que la música va dejando paso progresivamente a los sonidos de la batalla, que
acaban siendo los encargados de ambientar las escenas.
Los cinco generales derrotados: Hackman, O'Neal, Caine, Fox y Bogarde |
"Siempre pensé que tratábamos de alcanzar un puente demasiado lejano" |
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