Como todas las grandes
instituciones que presiden los Estados Unidos, el anecdotario de la Casa Blanca
está cuajado de chismes y leyendas acerca de algunos sucesos curiosos. En los
tiempos de la presidencia de Roosvelt, la Casa Ejecutiva, como se la denomina
oficialmente, no sólo acogía al Señor Presidente y a la Primera Dama[1],
sino a todo el servicio, a los consejeros del Presidente y a algunos invitados,
pues el Presidente tiene la potestad de invitar a la Casa Blanca a sus amigos o
allegados, pudiendo estos permanecer en la casa tanto tiempo como dure la
invitacion presidencial.
Roosevelt y Churchill en el salón azul. Pintura realizada por Al Alexander (2000) |
Poco más tarde, el Primer Ministro dejaría la otra anécdota del día. Cuando se le asignó la “Habitación de la Reina”, que suele reservarse a los invitados más ilustres, se mostró disconforme con la cama, aduciendo que no era lo suficientemente cómoda. La solución estuvo en recorrer todas las habitaciones de invitados mientras Winston probaba los colchones hasta dar con el idóneo.
"La habitación de la Reina", en 2008 |
A lo largo de los años
siguientes, las visitas de Churchill se harían más frecuentes a medida que los
Aliados, y especialmente el eje Estados Unidos-Inglaterra, realizaban planes
acerca del progreso de la guerra y la configuracion de mundo tras la contienda.
Pese a ello, los tradicionales y puritanos miembros del servicio de la Casa
Blanca, nunca llegaron a acostumbrarse a la excéntrica personalidad del premier británico.
[1]
Primera Dama es un término
extraoficial que fue acuñado por una periodista a principios de los años
veinte. El título oficial es Señora.
Churchill se merece el mayor de los respetos por parte de los Estados Juntitos de América. Está bastante claro que ceder la habitación de la Reina a una personalidad como el gran Winston fue una de las primeras muestras de prepotencia Roosvelista.
ResponderEliminarAsí se empezó a forjar el telón de acero.