Soldados nacionales entran en Oviedo, destruida por la artillería republicana
La Guerra Civil española, que se prolongó durante casi
tres años, fue un episodio especialmente trágico de nuestra historia reciente.
Pero esta tragedia, se acentúa, aún más, cuando el campo de batalla es una
ciudad.
'El sitio de Oviedo', A. Cores F. de Cañete. |
Esto es lo que sucedió en los tres meses que duró el cerco de Oviedo.
En ese tiempo, los poco más de cuarenta mil habitantes con que contaba Oviedo
se vieron envueltos en una cruenta lucha que los atrapó entre dos frentes.
Esa población civil tuvo que soportar los rigores del
hambre, de la enfermedad y del frío de los sótanos, además de los daños
colaterales causados por los bombardeos de la aviación y por los disparos de la
artillería, que no siempre diferenciaban entre las posiciones defensivas, o los
objetivos estrictamente militares, y los que no lo eran.
La iglesia de las Salesas, hospital improvisado |
La población ovetense se vio, de este modo, convertida
en testigo de una lucha fratricida como jamás se había visto. El grueso de la
población civil no participó en los combates, lo que no la convierte en
protagonista directa de los sucesos del cerco de Oviedo, pero sí sufrió las
consecuencias de dichos combates, lo que, al margen de la ideología de cada
cual, hace a la población de Oviedo justa acreedora de ser el auténtico héroe del
sitio.
Trincheras en las inmediaciones de Oviedo |
Esclarecedores son los testimonios de algunas de las
personas que vivieron la guerra en Oviedo, especialmente de dos: Dolores Medio Estrada, y Óscar Pérez Solís, dos personas de ideas políticas opuestas pero que
representan inmejorablemente lo que fue la guerra en Oviedo en uno y otro
bando.
La primera, fue una joven republicana atrapada en una
ciudad sublevada contra la República y asediada por las fuerzas de ésta, por lo
que en su obra, de título muy elocuente, Atrapados en la ratonera,
se muestran continuas contradicciones y temores. Por su inclinación
izquierdista desea el triunfo de los sitiadores, pero, en su calidad de
sitiada, teme lo que pueda pasar a sus amigos y familiares si triunfan las
fuerzas de la república.
En cuanto al segundo, fue un destacado participante de
los combates que se libraron en Oviedo y, como tal, toda su
obra (Sitio y defensa de Oviedo) se encuentra salpicada de gestos heroicos y providencialistas. Es una obra
que sigue los usos de todas aquellas que fueron publicadas por los combatientes
nacionales tras el final de la guerra.
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