Cartel de la película |
Pocas dinastías han suscitado tanta atracción para la
cinematografía como las reinantes en Inglaterra. Así, películas como Braveheart, Elisabeth, Anna Bolena o El discurso del rey, además de series de
gran éxito como Los Tudor, muestran
de un modo u otro los avatares de los reyes y reinas del país.
El método Kensington |
Pocos monarcas han marcado tanto una época como la Reina
Victoria, cuyo reinado abarca buena parte del siglo XIX, bautizando este
periodo como “victoriano”. La película nos cuenta la parte desconocida de la
Reina Victoria: su confinamiento, “prisionera” de su madre, la Duquesa de Kent
y del amante de ésta, John Conroy, cuya pretensión era la de convertirse en
tutor de la joven, ejerciendo la regencia del reino; también nos narra las desavenencias
entre los miembros de la familia real. Cuando el Rey Guillermo IV fallece, sólo
un mes después de que Victoria alcance la mayoría de edad, ésta es coronada como Reina
de Inglaterra. Las maquinaciones para casar a la joven reina son constantes y,
en este sentido, Alberto de Sajonia-Coburgo, su primo, no escapó a ellas, pues
su matrimonio con Victoria saciaría las ambiciones de su tío el Rey de Bélgica,
Leopoldo I, que buscaba el apoyo de una potencia europea para asegurar su
trono.
Alberto y Victoria pasean por los jardines de Palacio y su perro, Dash. |
Sin embargo, lo que al principio respondía a maniobras políticas fue
pronto convirtiéndose en auténtico amor entre los dos jóvenes, hasta que,
finalmente, contrajeron matrimonio el 10 de febrero de 1840. Desde ese momento,
la película muestra cómo el ejercicio del poder erosiona la relación entre los
jóvenes esposos que, no obstante, son capaces de sobreponerse a cualquier crisis.
La película, titulada originalmente The Young Victoria, fue dirigida por Jean Marc Vallé a instancias de
los productores Graham King y Martin Scorsese. Vallé era hasta entonces un
joven desconocido para mundo del gran cine, pues había realizado algunos cortos y
algunos trabajos como director que le habían granjeado cierto reconocimiento
entre la crítica, pero nadie había apostado aún por él para realizar un gran
proyecto, por lo que el rodaje de La
reina Victoria supone su salto a la fama.
Guillermo IV junto a su mujer y Victoria. Enfrente, la duquesa de Kent. |
Lo que más llama la atención de la película es su magnífica
ambientación de los espacios en los que se mueven los personajes, la recreación
de los interiores palaciegos y la excelente selección de los exteriores. Casi
toda la película se desarrolla en ambientes de interior, por eso, en las
contadas ocasiones en las que debe recurrirse al rodaje en exteriores, estos
espacios adquieren un protagonismo muy marcado. En este sentido, debe ponerse
en valor el acertado trabajo del Director de Fotografía.
Como no podía ser de otra manera, el rodaje se realizó
íntegramente en Inglaterra. Los escenarios elegidos fueron el palacio de Blenheim, Hampton Court, el castillo de Arundel, Lancaster House, Wilton House
y la catedral de Lincoln. Mientras que para los exteriores se eligió Balls Park
y Ditchley Park.
Emily Blunt como la reina Victoria y Rupert Friend como el príncipe Alberto |
Otro de los aspectos destacados de la obra es su fidelísima
reproducción de los vestuarios y los peinados propios de la época. Recurriendo
a las crónicas de la época, a los cuadros y a la incipiente fotografía se ha
sabido imitar a la perfección estos aspectos. Esto constituía un problema de
primer orden y una cuestión de especial importancia, pues los personajes se
mueven entre constantes bailes, banquetes y ceremonias solemnes (por ejemplo la
coronación y la boda de Victoria) en los que los vestidos y el maquillaje
adquieren un gran protagonismo.
Los actores elegidos para dar vida a los personajes son todos
ellos de origen británico: Emily Blunt (Reina Victoria), Rupert Friend (Príncipe
Alberto), Miranda Richardson (Duquesa de Kent), Mark Strong (John Conroy), Jim Broadbent (Guillermo IV) y Paul Bettany (Vizconde de Melbourne). El único actor
no británico que participa en la película es Thomas Kretschmann que,
curiosamente, no interpreta a ningún personaje inglés, sino al rey de Bélgica, Leopoldo I.
Victoria y Alberto en su luna de miel |
Además del reparto antes citado, la película cuenta con un
invitado muy especial. Se trata de la Princesa Beatriz (hija de Sarah Ferguson
y del Príncipe Alberto) que actúa brevemente en una de las secuencias, haciendo
como dama de honor de Emily Blunt en la coronación de Victoria. Beatriz de York
no sólo es descendiente directa de Victoria, sino que es la sexta en la
sucesión de la corona británica. Con su aparición en el film, se convirtió en
el primer miembro de la Casa Real inglesa en participar en el rodaje de una
película.
El estreno de la película en 2009 fue acompañado de un éxito
rotundo entre la crítica y el público. Los primeros, apreciaron el gran trabajo
de documentación que hay tras el rodaje, y la esforzada actuación de los
actores para recrear una historia que aúna amor y política de estado; mientras
que el público, dejó de ver a la reina Victoria como a una soberana fría y
distante que rigió los destinos de Inglaterra durante más de medio siglo, para
ver en ella a una muchacha enamorada que sufre los avatares de la vida.
Escena donde Victoria sale de Kensington acompañada por su madre, sir John Conroy y la baronesa Lehzen |
La reina Victoria recibió tres nominaciones a los Óscar
(Óscar al Mejor Diseño de Vestuario, a la Mejor Dirección Artística y al Mejor
Maquillaje) de los que sólo obtuvo el Óscar al Mejor Diseño de Vestuario. Más
suerte tuvo en otros festivales de cine, especialmente del ámbito anglosajón,
como en los Premios BAFTA, donde fue galardonada con el Premio al Mejor Diseño
de Vestuario y al Mejor Maquillaje y Peluquería. Esta tendencia fue confirmada
en el Festival de Cine de Hamptons, donde obtuvo el reconocimiento a la Mejor
Película Narrativa, y en el Sudbury Cinefest, en el que se le concedió el
Premio del Público.
Por último, cabe hacer una mención destacadísima a la música
que pone la banda sonora de la película y que termina por transportarnos
definitivamente a la Inglaterra de mediados del siglo XIX. El compositor encargado
de dirigirla fue Ilan Eshkeri, que logró conciliar composiciones de la época
(con gran protagonismo Schubert y Händel) con temas más actuales como Only you, que es el tema central de la
película, y está magistralmente interpretado por Sidney O’Connor.